El capitalismo moderno NO es de derechas

El moderno capitalismo digital ha mutado en algo que huele a socialismo sin serlo y que ataca a uno de los pilares de la ideología conservadora: la propiedad privada.

Ignasi Lirio
4 min readJul 14, 2019

Son las ocho de la mañana. Después de desayunar, salgo del piso que comparto con otros “roomies” que encontré a través de una aplicación móvil. Bajo a la calle y, aparcados a lo largo de la acera, tengo a mi disposición una hilera de motos y patinetes eléctricos de diferentes marcas. Fijo la mirada –una vez más hoy– en la pantalla de mi smartphone y punteo sobre el icono de una de esas marcas para poder desbloquear uno de esos vehículos. Me coloco los auriculares, pongo en marcha mi lista de reproducción, me ajusto el casco que sólo Dios sabe cuántas cabezas habrá envuelto en el pasado y me dispongo a conducir, suave y con decisión hacia mi oficina en un espacio de coworking. Afortunadamente hay algún lugar libre en una mesa cualquiera, así que podré sentarme, abrir la tapa de mi ordenador portátil y empezar a trabajar usando herramientas de software que pago mediante suscripción mensual.

Éste podría ser fácilmente el relato de un moderno trabajador. Si lo hubiéramos transcrito hace unas pocas décadas, probablemente estaríamos contando una historia muy distinta.

Usuarios desplazándose en patinetes eléctricos de alquiler
Usuarios desplazándose en sus patinetes eléctricos (que no son suyos) (Fuente: https://www.flickr.com/photos/pbotinfo/44665532241)

El clásico paradigma político de las democracias liberales, el que aprendimos durante varias generaciones, era fácil de entender: los Conservadores son la derecha, los Socialistas (progresistas) son la izquierda. Mientras que los primeros defendían el libre mercado y la propiedad privada, los segundos defendían impuestos elevados para financiar servicios públicos de calidad.
Siendo así, era muy inmediato el vincular al capitalismo con los partidos de derechas, conservadores. Ésto era probablemente muy acertado, hasta ahora. El capitalismo moderno, digital, basado en el consumidor (y en la abstracción financiera) ha mutado en algo que tiene el aspecto y el olor a algo de “izquierdas”: se trata de esa mal llamada economía colaborativa que, junto con otros eufemismos, parapetan una bestia parda ávida de los máximos beneficios monetarios.

Tras esta capa de supuestas buenas intenciones, interés por el medio ambiente y multitud de anuncios en Youtube con sintonías infantiles, este moderno capitalismo está destrozando uno de los pilares de la ideología conservadora: la propiedad privada.

El protagonista de la historia inicial no poseía nada. Él o ella eran cualquier cosa menos un propietario/a. Sin casa propia, ni hipoteca, ni coche, ni oficina de su propiedad. Ni siquiera la música que salía de sus auriculares era suya, más bien es un mero usufructuario en una especie de alquiler vitalicio, o ni eso, simplemente escucha un flujo de datos evanescente que no tiene posibilidad de poseer.

¿Ser conservador es hoy en día la posición política más revolucionaria?

El capitalismo del siglo XX, esto es, aquél que se enfrentó a las tentaciones del comunismo, ofrecía a la gente el sueño de convertirse en un orgulloso miembro de la clase media, un pequeño terrateniente, propietario de uno varios coches, tenedor de una hipoteca y un feliz padre/madre de familia con una prole que un día podría heredar esos bienes. El actual capitalismo digital está volatilizando cualquier cualquier posibilidad de ser propietario, arrasando entonces con el mismo concepto de clase media.
Los inversores, los eufemísticamente llamados “mercados” han encontrado una manera fácil de aumentar sus beneficios sin ofrecer ningún tipo de propiedad de nada a cambio. Así que básicamente, esos mismos inversores podrán progresiva y libremente capturar la propiedad de los bienes existentes, haciéndose con su control para entonces ofrecerlos, a precio arbitrario, solamente en régimen de usufructo claro está, a la inmensa mayoría de “usuarios”, si convenientemente antes lo etiquetan con alguna palabra glamurosa (en inglés, por supuesto). Y que nadie ponga en duda que se usará todo tipo de estrategia de blanqueo, verdeo, lavado o cualquier jerga de sabor revolucionario para publicitar estas nuevas formas de explotación.

La propiedad privada, que fue una vez el discurso bandera de líderes conservadores como Ronald Reagan o Margaret Thatcher en los año ochenta ha pasado, paradójicamente, a convertirse en lo que sería probablemente la reivindicación más revolucionaria y humanista en la actualidad. La herramienta que podría revertir este moderno capitalismo, tan perverso, tan devorador de la biosfera, tan promotor de la desigualdad.

Aquél al que le da igual tanto la Izquierda como la Derecha.

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Ignasi Lirio
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Written by Ignasi Lirio

Barcelona, Spain. Physicist. Writer. Poet. Digital Publishing trainer. I will talk about #NewEconomy, #Complexity #Science #Sociology

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